El de «esta noche no mi amor que me duele la cabeza» es tal vez el pretexto más gastado de la historia así que lo mejor es evitarlo y buscar formas más ingeniosas de dejar el sexo para otro día. Porque aceptémoslo, hay días en que no tenemos ganas y no sabemos cómo decirlo a nuestra pareja.
¿A qué el escenario perfecto sería que fuera él quien no quisiera nada de nada? «Mi amor, esta noche solo quiero abrazarte». Pues bien, alcanzar ese oasis podría ser más fácil de lo que crees. ¿Qué hace falta? Una película que te haga llorar. Sí, consigue el último dramón de Meryl Streep o renta Campeón que esa no falla y siéntense a verla mientras lloras como la Magdalena. ¿Con eso que lograrás? Que tus lágrimas le apaguen el deseo sexual.
Investigadores del Instituto Weizmann en Israel realizaron una serie de experimentos para descubrir el impacto biológico de las lágrimas. Para realizar el estudio contaron con un grupo de voluntarios a los que dieron a oler lágrimas emocionales y les tomaron muestras de saliva e imágenes con técnicas de resonancia magnética, además de someterlos a algunas pruebas de apreciación. Los resultados indicaron que las lágrimas de las mujeres contienen señales químicas que disminuyen la producción de testosterona en los hombres (hormona relacionada con la agresión y el deseo sexual). Encontraron también que al oler las lágrimas, bajaba la actividad en el hipotálamo, otra área relacionada con la excitación.
El plan suena genial ya que además te entretienes un rato con la película, pero cuidado que no en todos tiene el mismo efecto. Hay muchos a los que las lágrimas, lejos de mitigarles el deseo, lo potencia. La dacrifilia es una parafilia en la que la persona siente excitación y atracción sexual hacia alguien que está llorando. Es más común entre los hombres y puede ser considerada una forma de sadismo. Recuerda que una parafilia puede considerarse algo negativo cuando produce un daño a terceros, a nosotros mismos o tiene un carácter desmesurado u obsesivo.
¿Extinguirías la llama con llanto?