Hoy en día es normal escuchar o leer que, famosas y no, se someten a tratamientos de belleza que suenan más a sesiones de tortura. De Kim Kardashian y las inyecciones con su propia sangre para promover el rejuvenecimiento celular a Victoria Beckham y el gel de placenta de oveja y hojuelas de oro que estimula la producción de colágeno, hay todo tipo de excentricidades.  cosmmet4

Pero lo cierto es que los procedimientos de terror no son nada nuevo. La mujer lleva años y años haciendo cosas extrañas para “lucir más bella”. Mención especial merecen algunos del siglo pasado que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Por ejemplo:

¿Cómo lograr un rostro de cine en la década de los treinta? Con la ayuda de Beauty Micrometer, instrumento que permite detectar aún las más sutiles imperfecciones del rostro para después “corregirlas” con maquillaje.

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En los cuarenta apareció esta máscara de hielos para reducir la inflamación del rostro. Popular entre las actrices de la época para refrescarse entre escena y escena pero sobre todo, para recuperarse de una resaca.

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Cualquier salón digno de llamarse así debía ofrecer tratamientos con máscaras antiarrugas. También te invitaban a comprar una y usarla en casa, especialmente por las noches ¿Imaginas cuántos maridos murieron de un ataque al corazón al despertar?

Cualquier parecido con Hellraiser y La piel que habito, ¿es mera coincidencia?

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