«El problema de María es que tiene el metabolismo muy lento»
Cuántas veces hemos escuchado una frase similar sin que tengamos bien claro a qué se refiere. El metabolismo por aquí, el metabolismo por allá, pero ¿sabemos qué es?
El metabolismo engloba los procesos físicos y químicos del cuerpo que utilizan o convierten energía. Por ejemplo, la respiración, el funcionamiento cerebral y nervioso, la circulación sanguínea o la digestión de alimentos y nutrientes. Es constante, empieza desde el momento de la concepción y termina con la muerte. Es vital no solo para los seres humanos si no para todas las formas de vida y es, en pocas palabras, lo que nos mantiene funcionando.
El metabolismo al que nos referimos cuando hablamos de la dificultad o facilidad para ganar peso, es el metabolismo basal. Este es una medida de la velocidad a la que quemamos energía en estado de reposo. Una persona con un metabolismo basal lento, o sea, que quema pocas calorías cuando no está en actividad, es más propensa a engordar que alguien con un metabolismo basal promedio aunque ingieran la misma cantidad de alimento.
El metabolismo basal tiene un componente genético, es decir se hereda de padres a hijos, pero también es modificable hasta cierto punto.Aumentar la actividad física, por ejemplo, puede ayudar a acelerarlo. Otras medidas que han mostrado efectividad, incluyen:
Consume picante.
Una investigación de la Universidad Laval en Canadá demostró que la capsaicina, componente activo del chile, pimienta, ají, etc., acelera el metabolismo basal ya que estimula la liberación de hormonas como la adrenalina, que incrementan nuestra capacidad de quemar calorías.
Desayuna cada día.
El metabolismo disminuye su ritmo cuando dormimos y vuelve a activarse cuando comemos de nuevo. Saltarlo es una mala idea porque tu cuerpo no quemará suficientes calorías si no hasta que hagas el primer alimento del día. Diferentes estudios han demostrado que los que desayunan regularmente, pierden más peso que los que no lo hacen.
Consume cafeína y teína.
Una o dos tazas de café o té al día, pueden ayudarte a acelerar el metabolismo ya que son estimulantes que favorecen la termogénesis (capacidad de generar calor en el organismo). Eso sí, es importante que los consumas sin azúcar o leche.