La mayoría de nosotros alguna vez hemos sentido celosos. Son un sentimiento de miedo, temor y angustia ante la amenaza de que te quiten a quien amas. Por eso, no solo se sienten celos por la pareja, sino por los amigos y padres, por ejemplo.

Tener un nivel bajo de celos es normal, ya que casi siempre existe un miedo «lógico» a perder el amor. El problema es cuando empiezas a coaccionar a tu pareja y tus celos te hacen sufrir.

El peligro de los celos es que pueden volverse obsesivos o patológicos. El celoso obsesivo siente un miedo persistente a perder a su pareja, mismo que se recrudece cuando ve o tan solo imagina, a quien ama con otras personas. Cuando te vuelves un celoso obsesivo, no puedes dejar de pensar que tu pareja te será infiel, analizas permanentemente sus comentarios y gestos, buscando indicios de traición, pero eso no es lo peor, sino que terminas inventando pruebas, todo te parece una señal.

El grado de desconfianza del celoso es tan grande que espía a su pareja en un nivel extremo: abre su correspondencia, escucha sus llamadas telefónicas, lee los mensajes del celular, se mete a su cuenta de correo electrónico, revisa los cajones…Todas estas conductas tienen como objetivo asegurarse de que su pareja le sea fiel. Como este tipo de celos son patológicos, nunca bastarán las pruebas de fidelidad. Así, el celoso acosará a su pareja hasta que ésta se canse y se aleje definitivamente.

Si eres celoso obsesivo debes acudir a un psicólogo. De lo contrario acabarás destrozando tu relación, ya que la amenaza que siente tu pareja al sentirse observada y acusada por conductas sospechosas hará que cambie su forma de comportarse y se romperá la posibilidad de diálogo. Paradójicamente, el pánico a perder a tu chico puede terminar llevándote al fin de la relación.