Los números sugieren que pasaremos más o menos un tercio de nuestra vida durmiendo. Eso se traduce en algo así como 23 años. Esas horas que pasamos acostados en una cama, son vitales para la recuperación diaria de nuestro organismo y por ello debemos sacarles el mayor provecho. Además de factores como la calidad de la cama y el nivel de oscuridad o silencio, es importante también vigilar la postura en que dormimos. Revisemos las ventajas y desventajas de las más populares:

Boca arriba

Pros: Muchos especialistas en el descanso aseguran que esta es la mejor postura, especialmente para la salud de la espalda y el cuello, ya que permite que el colchón cumpla su función de soporte para la espina dorsal. Es también la que más ayuda a retrasar la aparición de arrugas ya que el rostro no está presionado contra la almohada.

Contras: Es una postura que facilita los ronquidos y resulta peligrosa para las personas que padecen apnea, trastorno del sueño en que al respiración se interrumpe o hace muy superficial.

De lado

Pros: Es la más popular de las posturas (los estudios sugieren que más del 50% de las personas comienza la noche sobre un costado) y resulta beneficiosa para las personas que padecen reflujo gástrico y agruras. Es además la más recomendable para las mujeres embarazadas, particularmente del lado izquierdo, ya que mejora la circulación sanguínea.

Contras: Los hombros sostienen gran parte del peso corporal lo que puede apretar los músculos del cuello. Además, permanecer mucho tiempo sobre el mismo lado podría oprimir algunos órganos, por ejemplo estómago o pulmones.

Boca abajo

Pros: Es una postura que ayuda a evitar los ronquidos pero en términos generales no se recomienda en absoluto.

Contras: Se presionan articulaciones, músculos y órganos, lo que puede irritar los nervios y causar hormigueo, entumecimiento y dolores. En el caso de las mujeres, los pechos sufren ya que la presión puede ocasionar flacidez en los tejidos.