Si fuera por mí, antes de obtener el título de pareja, serían obligatorios unos cursillos sobre técnicas de resolución de problemas y habilidades de comunicación, ¡o no hay título!.
Aquí no incluyo la etapa novios, cuando ambas personas se están conociendo y todo es maravilloso. Mostramos nuestra mejor cara, no hay responsabilidades, todo es nuevo y apasionante. Se está exento del cursillo, ya que no hay convivencia. El noviazgo es una criba anterior al título de pareja (salvo que la cosa se alargue y se alargue y se paguen las consecuencias de haberse saltado mi cursillo, es decir, un noviazgo conflictivo).
¿Objetivo del cursillo?
Tener los recursos personales suficientes para saber adaptarse cuando surjan los conflictos, (¡que surgirán!, convivir es lo que tiene),para prevenir el comienzo del círculo vicioso negativo: peleas y todo tipo de comunicación y comportamientos aversivos.
¿En qué consiste el circulo vicioso?
Nuestro comportamiento y manera de interpretar el de la otra persona es lo que va a determinar el conflicto o la felicidad. Si alguien tiene un comportamiento desagradable con nosotros, nos motiva a comportarnos de la misma manera. Aquí abundan el «Y tú más«, «Si tú no, pues yo tampoco«, en definitiva, los rencores y reproches.
Pero, ¿qué pasa si decidimos no tomarnos a mal «eso», pensar que tiene un mal día, en lugar de pensar que quiere hacernos sentir mal?. Si respondemos con una conducta agradable, motivaremos la respuesta agradable y habremos roto ese circulo negativo para entrar en el positivo.