Devorar un bote de helado mientras se llora por la pareja que se ha ido es una imagen que el cine y la televisión nos han vendido de tal forma que es ya una referencia y muchas veces lo hacemos en la vida real pensando que el mantecado llenará ese vacío. No se queda atrás una buena cena como premio a un día pesado en el trabajo o una bolsa de patatas fritas para contrarrestar la ansiedad por un examen. En este tipo de situaciones, comemos para satisfacer ciertas emociones y no hambre. Enojo, frustración, aburrimiento, tristeza, ansiedad o incluso felicidad, pueden llevarnos a consumir grandes cantidades de comida, que generalmente tienen un aporte calórico alto (es raro oír que alguien se dio un atracón de zanahorias o pepinos).
Muchas veces es difícil saber si eres un comedor emocional ya que no siempre son casos extremos como el del helado. Golosinas en el trabajo si se acerca un deadline o esos antojitos de las tardes de televisión también pueden ser un indicio. Si quieres saber si eres un comedor emocional, contesta a las siguientes preguntas:
- ¿Reconoces cuándo es hambre y cuándo es solo un antojo?
- ¿Sientes arrepentimiento después de haber comido mucho?
- ¿Comes cuando te sientes triste?
- ¿Comes a escondidas?
- Si hay un alimento que te gusta ¿lo comes sin control?
- Si abres una bolsa de papitas ¿te las comes todas o dejas algunas para después?
Comer emocionalmente puede ser un factor en el desarrollo de sobrepeso u obesidad o de trastornos de la alimentación como comer compulsivamente o bulimia. Si te has dado cuenta que sí eres un comedor emocional, puedes seguir estos tips:
- Lleva un diario de alimentación, anota en él las cantidades que comes, los lugares en los que te encuentras y cómo te sientes en ese momento. Esto puede ayudarte a ir detectando tus sentimientos y emociones.
- Si tienes un antojo, entra en contacto con tus sentimientos, piensa qué es lo que sientes en verdad y analiza si comer te hará sentir mejor.
- Come siempre sentado a la mesa y sírvete porciones pequeñas.
- Evita ver la televisión o utilizar el ordenador mientras comes.
- Si te sientes aburrido, realiza alguna actividad que te divierta. Visita a un amigo, sal a pasear en la bicicleta o siéntate a leer un libro.
- Pica porciones de la fruta que más te guste y consérvalas en un recipiente en el refrigerador.
Muchas veces recurrimos a los productos industrializados por la facilidad y rapidez, si tienes comida saludable a tu alcance, será más fácil que la elijas.
Si caes en la tentación de un antojo, es mucho más recomendable que lo disfrutes al máximo e intentes alejar la culpa que no te dejará nada bueno. En vez de ello, trabaja en fortalecer tus respuestas emocionales para que esos momentos sean esporádicos y no rutinarios.