Si hablamos de lenguaje no verbal, los ojos son lo máximo por su expresividad. La comunicación con los demás depende y mucho del contacto ocular. La mirada es crucial para comunicar nuestra actitud hacia los demás y para establecer relaciones. Hombres y mujeres no utilizan la mirada de la misma manera, las mujeres la utilizan más y si se interesan por una persona o simplemente les cae bien, la miran al hablar y los hombres, al revés, la miran cuando escuchan.

¿Qué efectos produce una mirada?

  • Abre y cierra puertas: Proporciona suficientes datos para saber si tenemos permiso para comunicarnos con una persona, hay que cortar la comunicación o no podemos siquiera intentarlo. Tanto si no nos quitan el ojo de encima como si nos evitan la mirada, tenemos claro el mensaje.
  • Puede halagarnos o alarmarnos: Las miradas intermitentes y breves nos resultan agradables pero las miradas fijas y prolongadas nos incomodan ya que se puede interpretar como agresivas o amenazantes.
  • Expresa emociones: Enfado, sorpresa, miedo, complicidad, tristeza, aburrimiento y una extensa lista. Transmitimos y compartimos información, por ejemplo, si estoy excitado sexualmente y tú me miras, lo sabes, pero yo también sé que tú ya lo sabes y lo que hagas me dará mayor información.
  • Informa sobre el tipo de relación entre las personas: como el estatus, si se gustan o el grado de intimidad.
  • Regulan la conversación: Los movimientos oculares indican a quien le toca hablar y a quien escuchar. Cuando hablamos, miramos el doble que cuando escuchamos.
  • Añade información a la conversación (junto con la expresión facial y los gestos corporales) a quien escucha y al que habla.
  • Delata tu interés: se puede saber si prestas atención o si te crees lo que dices. Si en lugar de mirar a quien te habla, miras hacia otro lado mientras escuchas, no estás de acuerdo con lo que te dice o no te interesa la conversación. Si en lugar de mirar a quien hablas, señal de que te interesa saber cómo reacciona y estás seguro de lo que dices, miras hacia otro lado, no estás seguro de lo que dices o te arrepientes de haberlo dicho.

Y si queremos afinar más: Pupilometría. Mide la dilatación y contracción pupilar para conocer estados mentales o emocionales. Se dilata a tope cuando observamos algo que nos gusta o interesa y se contrae a tope cuando nos desagrada. A ver, ¿mírame?