De un día al otro “brotó” en tu cuello una diminuta bolita del color de tu piel y ahora cada vez que te miras al espejo, no puedes evitar que tu atención se centre en ella. Sabes que es una verruga y te han dicho que es inofensiva, sin embargo no puedes evitar que te invada la curiosidad y sobre todo, que quieras que desaparezca. Pero, ¿qué más sabes sobre ella?

Las verrugas son infecciones en la piel causadas por un virus de la familia del virus del papiloma humano (VPH). Comúnmente el contagio se da por contacto directo, por ejemplo, al saludar de mano a alguien que tenga una verruga en los dedos. Pero también puede darse por vía indirecta, por ejemplo, al teclear en un cajero automático, sujetarnos del pasamanos en el metro o compartir una toalla. Después del acné, las verrugas son el tema más común en las consultas dermatológicas, lo que no es raro si tomamos en cuenta que 3 de cada 4 personas desarrollarán al menos una en algún momento de su vida.

 

Las verrugas no pueden prevenirse, pero sí puedes disminuir las posibilidades de que aparezcan. Lo primero que debes tomar en cuenta es que si desarrollas una, es importante que no la rasques ni toques ya que podrías propagar el virus a otras zonas de tu cuerpo. También es recomendable que laves tus manos con regularidad y sobre todo, que cuides y trates rápidamente las heridas cutáneas ya que la piel lastimada es más vulnerable frente a las infecciones de todo tipo, incluidas las verrugas.

Existen fórmulas de venta libre en la farmacia que contienen ácido acetilsalicílico, sustancia que ayuda al desprendimiento de las verrugas. Si eliges una, es importante que sigas las instrucciones de uso al pie de la letra. Si la verruga está en tu rostro o pubis, consulta con un dermatólogo para que te indique el mejor tratamiento. Un médico también puede ofrecerte otras opciones para eliminar las verrugas en tu cuerpo, como congelarlas o quemarlas en el consultorio.