Decía Richard Francis Burton que si no pueden reír juntos en la cama, es probable que no sean compatibles. Este inglés tenía toda la razón y es que no hay mejor intimidad que aquella en la que reinan la diversión y el buen humor. ¿Un buen aliado para ello? Las cosquillas eróticas.

Tickling, cosquillear en inglés, es un término que últimamente ha empezado a utilizarse también para referirse a las cosquillas que buscan excitar. Esta actividad erótica, que también recibe el nombre de Knismolagnia, no debe ser considerada una parafilia a menos que sea indispensable realizarla para alcanzar la excitación.

Cuando las cosquillas forman parte del juego previo, pueden contribuir a una relación sexual más satisfactoria. ¿Por qué? Porque la risa promueve la liberación de endorfinas, hormonas que regulan el placer y la euforia. Además ayuda a liberar el estrés, disminuyendo así los niveles de cortisol en la sangre. Esto contribuye a lograr un orgasmo más intenso. ¿Te animas a intentarlo? Presta atención a estos tips:

  • Puedes utilizar las yemas de los dedos, la nariz o la lengua.
  • También puedes probar con plumas, cepillos, telas o cualquier objeto lo suficientemente suave para estimularle sin lastimar.
  • Recorre distintas áreas del cuerpo de tu pareja, hasta encontrar aquellas que sean más sensibles a las cosquillas.
  • No permanezcas mucho tiempo en la misma zona para evitar causarle incomodidad.
  • Sigue su ritmo y para de inmediato si así te lo pide.
  • Zonas ideales para las cosquillas eróticas: cuello, muslos, pies y genitales.