Todos hemos conocido a alguien así, con la Autoestima pasada de rosca. Es la típica persona que da la impresión de estar muy segura de sí misma y comerse el mundo. Hasta ahí bien. Pero a veces nos saca de quicio porque pontifica cuando habla, está encantada de conocerse y lo que es peor intenta imponer su opinión o desdeña la de los demás. Algo no cuadra. ¿Es alguien así una persona con una autoestima equilibrada?. No.
¿ Cómo reconocerlos ?
Son superficiales en sus relaciones
Intimar es difícil porque se creen mejores que los demás, utilizan a los demás, no aceptan las críticas pero critican a los demás, culpan a los demás de sus fallos, compiten y son celosos. La amistad o relación íntima con alguien así nunca será de igualdad y puede convertirse en un infierno.
Son mentirosos
Exageran lo bueno, niegan lo malo e inventan lo que puede mejorar su imagen.
Son envidiosos
Lo bueno ajeno los minusvalora a ellos.
Son irritables
Se enfadan fácilmente y relacionarse con ellos suele traer problemas.
Son inestables emocionalmente
Su estado de ánimo pasa del bienestar a la angustia o enfado según el reconocimiento que tengan hacia ellos los demás.
Son inflexibles
Imposible demostrarles que se equivocan, ¡ellos no cometen errores! (y mucho menos van a aprender de los mismos)
Son perfectos
Si algo sale mal, los responsables son siempre los demás.
¿Se puede evitar?
Una vez se ha desarrollado, quien tiene autoestima exagerada no lo va a reconocer y mucho menos como un problema (por las razones expuestas anteriormente). De hecho hay riesgo de desarrollar trastornos psicológicos como el Narcisismo, Manía o Depresión.
Lo que se debe es intentar evitarla o fomentarla en los niños cuando se está formando. A veces un exceso de cariño lleva a no ver el efecto de la educación a largo plazo, pero si no practicas estos pilares, serán efectos muy negativos, pues una falsa autoestima no te hace más fuerte ni más competente, todo lo contrario:
Poner límites
No puede hacer todo lo que quiere, hay normas que cumplir y no todo gira a su alrededor. No darle todo lo que quiere y cuando quiere entrenará su tolerancia a la frustración, aguantar cuando las cosas no son como uno quiere te hace fuerte.
Enseñarle que SU conducta tiene consecuencias
Hacer las cosas bien y hacerlas mal tiene consecuencias bien diferentes y él es quien las elige con su comportamiento. Si aprende esto, reconocerá su responsabilidad y resolverá sus problemas sin culpar a los demás.
Enseñarle que no es el mejor ni tiene siempre razón
Saber que no es perfecto y no hay que serlo lo prepara para aceptar sus fallos y aprender de ellos. Comprender esto evitará la constante comparación con los demás.