Uno de los puntos que preocupa antes o después a las mujeres a lo largo de su vida sexual es el de la lubricación genital. Al ser parte de nuestro funcionamiento corporal normal, puede que no le prestemos atención hasta que generalmente por defecto pasa a ser un problema y nuestras relaciones sexuales pasan a ser insatisfactorias e incluso dolorosas. Aunque otras veces, son determinadas practicas sexuales o la búsqueda de aumentar el placer lo que nos lleva a interesarnos por cómo reforzar la lubricación.

¿Cual es el lubricante más natural?

La respuesta es sencilla: El tuyo.

Cuando nos excitamos sexualmente nuestros genitales se hinchan y las secreciones que se filtran por las paredes de la vagina, lubrican toda la zona.

¿A veces notas que lubricas más aunque no tengas sexo? Es totalmente normal, ya que no solo ocurre durante el sexo, sino que también aparece al principio y al final de la menstruación y durante la ovulación.

¿Con qué fin aparece el fenómeno de la lubricación?

  • Facilitar la entrada y salida del pene
  • Neutralizar el balance químico de la vagina facilitando la supervivencia de los espermatozoides
  • Defender nuestra vagina actuando como un antibiótico natural

¿Qué puede alterar nuestra lubricación natural?

Diversos factores fisiológicos y/o psicológicos pueden disminuirla o hacer que desaparezca por completo, entre otros:

  • Anticonceptivos
  • Menopausia
  • Ciclos menstruales irregulares
  • Infecciones vaginales
  • Diabetes
  • Estrés

¿Puede ser beneficioso usar lubricantes?

Además de obtener más placer durante la masturbación tanto ellos como ellas, según un estudio, las mujeres que utilizan lubricantes durante las relaciones sexuales tienen mayor nivel de satisfacción y menos síntomas sexuales no deseados.

El líquido preseminal de tu pareja puede compensar la lubricación insuficiente, pero si no es así, el sexo puede resultar doloroso.

Por lo tanto, sí, son beneficiosos ya que además de potenciar el placer, ayudan a contrarrestar los inconvenientes de una lubricación insuficiente o debido a una relación sexual que dura más de lo normal.

Por otro lado, puede ser absolutamente necesario, como en el sexo anal, ya que es una zona sin lubricación natural y la penetración puede resultar dolorosa e incluso imposible.

¿Sabes cómo elegirlo?

A veces las prisas o lo fogoso del momento hace que tiremos de lo que tenemos más a mano, pero ¡cuidado!, utilizar cosas como la vaselina o el aceite de bebé puede desequilibrar el pH vaginal, inutilizar el preservativo o resultar muy difícil de limpiar o eliminar después.

Por tu seguridad y para evitar que dañe el preservativo (como los que tienen aceite de base) elígelos a base de agua o silicona.

Los lubricantes forman ya parte de la juguetería sexual y la oferta es capaz de marear al más entendido. Busca aquéllos que intenten imitar al máximo la lubricación natural y cuya fórmula sea compatible con el pH vaginal. De igual modo cuando quieras retirar los restos de lubricante lava la zona con un jabón específico para la zona íntima pues el jabón de uso corriente es muy agresivo y puede alterar tu pH vaginal.

Ya sabes, si te decides a usarlos, elige aquéllos testados ginecológicamente, adecuados para utilizar con preservativo y preferentemente sin colores ni olores, y cualquier duda siempre acude a tu ginecólogo.