María está desesperada y ha decidido por fin buscar ayuda profesional. Ella sabe que algo anda mal pero no entiende por qué siempre es la misma historia. Cuando está con un chico logra excitarse y disfrutar mucho de los encuentros sexuales mientras no haya penetración. Porque entonces cambia todo. Si lo logran, que no siempre es el caso, las relaciones le ocasionan mucho dolor.
El problema de María se llama técnicamente vaginismo. Los músculos de la vagina se contraen involuntariamente cuando se produce la penetración (o cuando se piensa en ella), lo que puede impedir el coito o dificultarlo, al ocasionar dolor o irritación. También complica las revisiones ginecológicas.
El vaginismo puede ser primario, si se presenta desde la primera relación sexual, o secundario, si aparece después de haber tenido encuentros placenteros. Aunque hay casos en los que no se logran detectar las causas, la mayoría están relacionados con alguno de los siguientes:
- Malas experiencias anteriores
- Miedo exacerbado al embarazo o a contraer una infección de transmisión sexual
- Historial de abuso sexual
- Factores psicológicos
Si a ti te pasa, tal vez te da vergüenza hablarlo con alguien pero lo ideal es que lo hagas. El vaginismo puede superarse con el tratamiento adecuado. Lo primero es visitar a un ginecólogo para que practique un examen pélvico y pueda realizar un diagnóstico. Seguramente él te recomendará acudir con un terapeuta físico que te enseñe a practicar los ejercicios de Kegel y a usar dilatadores vaginales. Para que el tratamiento sea integral, es importante también consultar con un sexólogo o psicólogo, para encontrar las causas del problema. Si tienes pareja y así lo deseas, pídele que se involucre en el proceso. Siguiendo las recomendaciones profesionales, seguramente pronto podrás disfrutar de una vida sexual plena y placentera.