“La mejor dieta es dejar de comer”
“Si quieres adelgazar, cierra la boca”
“Simple, vigila tus calorías, come menos de 1500 al día y seguro bajas”
“No cenes”
“Compra el bote del licuado milagroso, funciona de maravilla”
Un estudio realizado por el Instituto de Salud de Maryland, en Estados Unidos, concluye que todos los “consejos” anteriores, son equivocados. El equipo de investigadores señala un punto que muchas veces olvidamos cuando comenzamos una “dieta milagrosa”: el metabolismo cambia cuando dejamos de comer. Esto tiene una explicación, el cuerpo ve en la pérdida de peso una amenaza, por lo que el proceso para sintetizar los alimentos se alenta automáticamente ya que se invierte menos energía en hacerlo, todo con el fin de evitar esa pérdida.
En el mundo hay 500 millones de personas que padecen obesidad y no todos responden igual a los tratamientos para perder peso. Los responsables del estudio señalan que el régimen debe ser distinto para cada uno y se deben tomar en cuenta factores como la edad, el género y la cantidad de grasa en el cuerpo.
La prisa con la que vivimos provoca que todo lo queramos rápido, pero tenemos que estar conscientes que perder peso sanamente es un proceso que lleva tiempo. Adelgazar siempre es más difícil que engordar. Las dietas mágicas, los medicamentos (a menos que tengas una enfermedad que así lo requiera), eliminar alimentos de algún grupo (cereales, lácteos, grasas) y saltarse comidas, son poco efectivos y producen el llamado rebote. Así que si quieres eliminar esos kilos de más, lo ideal es que acudas con un nutriólogo que te dé una dieta equilibrada y personalizada.
Te dejo este video para que cheques que la obsesión por adelgazar no lleva a nada bueno.