Miau-miau es una tierna onomatopeya que utilizamos para emular el maullido de un gato, pero en los últimos años se ha convertido en parte de la jerga de las drogas. Meow meow (como se escribe en inglés), es el término coloquial para referirse a la mefedrona, droga de diseño que supone graves peligros para la salud.
La mefedrona es un estimulante derivado de la anfetamina que posee efectos psicoactivos parecidos a los del éxtasis (MDMA) y la cocaína. En días recientes ha ocupado los titulares de diversos medios, incluyendo el diario inglés The Mirror, que recogió la historia de un estudiante de 19 años que apuñaló a su madre y se cortó el pene después de haberla consumido. Está prohibida en la Unión Europea desde 2010 y en Estados Unidos desde 2011 por sus potenciales riesgos para la salud, sin embargo, sigue siendo una sustancia común en la vida nocturna de diversas ciudades. Se suele comercializar en un polvo blanco o amarillento que se esnifa o inyecta y en cápsulas que se ingieren. Entre los efectos secundarios que se han registrado, destacan una coloración azulada en las manos, pérdida de la memoria, taquicardia y sudoración excesiva.
Drone, como también se le conoce a esta sustancia, produce subidones intensos pero muy cortos. Esto provoca el reconsumo constante y en ello radica gran parte de su peligrosidad, ya que los usuarios corren el riesgo de una sobredosis. Es especialmente dañina cuando se combina con alcohol, cóctel que ya ha tenido consecuencias fatales. En abril de 2013, Emma Johnston de 21 años y Chris Goodwin de 30, murieron a causa de esta mezcla letal.
Como sucede con muchas de las nuevas drogas sintéticas, como el ya tristemente célebre krokodil, se han realizado pocos estudios sobre sus efectos, pero por la evidencia que ya existe, se sabe que producen mayor daño que otro tipo de sustancias ya que tienen un nivel de toxicidad superior. Tu vida es tu responsabilidad, tú decides.