Para muchas personas, el momento que sucede al sexo es un tiempo de relajación, disfrute y comunión con la pareja. Para muchas otras, el final de un encuentro se traduce en melancolía, ansiedad y tristeza. No importa si el encuentro fue satisfactorio o no. El malestar existe independientemente de ello. ¿La razón? Una condición conocida comodisforia postcoital.
Investigadores del Instituto de tecnología de Queensland, en Australia, realizaron una encuesta con 200 chicas. El 32.9% de las participantes confesó que había sentido melancolía después del sexo en algún momento de su vida. El 10% aseguró que era una sensación frecuente. Un fenómeno más común de lo que podría pensarse, que puede deberse a diversos factores como:
- culpa o vergüenza
- haber tenido relaciones sin ganas de hacerlo
- baja autoestima
- historial de abuso sexual
- miedo
Algunas teorías proponen que también puede existir un componente biológico en esta tristeza postcoital, ocasionado por un desequilibrio hormonal a consecuencia del orgasmo. Sin embargo aún no hay muchos estudios que las respalden. Aunque es una condición que suele asociarse más a las mujeres, los hombres no están exentos de padecerla.
La fase de resolución es la última de la respuesta sexual humana. Durante esta, el cuerpo vuelve a la normalidad después de haber experimentado el orgasmo. Se restablece el pulso y la frecuencia respiratoria, al tiempo que se esfuman el rubor y la tensión muscular. Este trance suele traducirse en un momento de laxitud y somnolencia. Sin embargo, hay ocasiones en las que se convierte en una experiencia desoladora. Si a ti te pasa con frecuencia, no descartes la idea de buscar ayuda profesional. Un psicólogo puede ayudarte a encontrar la causa que origina esa sensación y a trabajar para sanarla.