Seguramente hay muchas personas allá afuera que disfrutan una visita al dentista, pero no creo que abunden. Para la gran mayoría, es una verdadera pesadilla el solo pensar en ese verdugo de bata blanca que introducirá en nuestra boca una variedad de aparatos que parecen inspirados en los instrumentos de tortura de la Santa Inquisición y que encima de todo producen un ruido desquiciante. No son pocos los que posponen el encuentro hasta que la batalla está perdida (y deben extirparles una muela) y entonces no hay más remedio que vencer suodontofobia y aflojar la boca…
El terror a los dentistas es cosa seria. Hay personas que no duermen la noche anterior, se desmayan en la sala de espera, lloran o no son capaces de entrar al consultorio y deben ver al especialista afuera. Se calcula que el 75% de la población estadounidense experimenta algún miedo relacionado con las visitas al odontólogo y hasta un 10% padece odontofobia. En España el tema es tan relevante que el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid ha decidido impartir un curso gratuito para vencer ese pánico.
Esta fobia, proponen investigadores españoles, se puede adquirir por influencia de la propia madre. Si los progenitores presentan ansiedad dental, los niños asimilan esas reacciones emocionales y tienden a repetir el patrón. Muchas veces puede estar relacionada con eventos traumáticos, por ejemplo una consulta en la que se experimentó muchos dolor. En otras ocasiones puede estar asociada a
- Hiperacusia (sensibilidad elevada a los sonidos)
- Ansiedad por no ver qué sucede dentro de su boca
- Reflejos nauseosos sensibles (cuando algo toca inesperadamente el paladar suave y provoca convulsión en la garganta).
- Dificultad para respirar por la nariz
Posponer las citas periódicas al dentista o suspender tratamientos por la odontofobia puede provocar problemas graves de salud incluyendo la pérdida de piezas dentales, por ello es importante intentar superar ese miedo. Si te molesta el sonido, prueba a llevar tapones o auriculares con tu música favorita. Si la silla es muy incómoda, consigue una almohada de viaje. Utiliza tiritas nasales para dilatar tus fosas si sientes que te ahogas. Pide al dentista que te permita ver y tocar los instrumentos si su apariencia te aterra y solicítale que te explique paso a paso lo que está haciendo si tu miedo es al procedimiento.
Por último, consigue un dentista con un buen sentido del humor. Un estudio publicado en European Journal of Oral Science concluyó que el humor puede ser un buen aliado en el combate a la odontofobia ya que la risa reduce el estrés y las barreras psicológicas pueden superarse con la empatía.