Hay personas que ven el lado positivo a las cosas y otras que solo les encuentran la parte negativa. Mientras algunos expertos sugieren que el optimismo es una característica de la personalidad con la que nacemos, otros opinan que es un hábito que se puede aprender. Diversos factores pueden influir en la forma en que enfrentamos las adversidades (hay estudios que relacionan la pobreza económica con el pesimismo), sin embargo, al final es una decisión personal adoptar una u otra actitud.
A lo largo de la historia se han llevado a cabo diferentes investigaciones que asocian el optimismo con una mejor calidad de la salud física. Mejor funcionamiento del sistema inmune e índices más bajos de mortalidad y enfermedades como el cáncer pueden ser algunos de los beneficios de enfrentar la vida con una buena cara.
Puede ser que ahora te preguntes ¿cómo hacerlo? porque claro, es mucho más fácil decirlo que hacerlo, por ello aquí te dejamos unos tips que pueden ayudarte a ver el vaso un poco más lleno:
Deja de compararte.
Siempre habrá alguien que tenga mejor cuerpo que tú, más dinero que tú o un mejor trabajo que tú. Vivir concentrados en lo que tienen los demás y nosotros no, es una fórmula perfecta para ser miserable.
¡Agradece!
¿Alguna vez te detienes a reflexionar sobre lo mucho que te da la vida? solo con poder leer esto ya eres afortunado, significa que sabes hacerlo (millones de personas en el mundo son analfabetas), que tus ojos funcionan bien y que tu cerebro puede procesar y entender las palabras. Esto es solo un ejemplo. Tomarte un momento del día para pensar sobre ello puede ayudarte a cambiar la perspectiva.
Sonríe más seguido.
Sonreír ayuda a aliviar el estrés ya que fomenta la producción de endorfinas, hormonas que se encargan de regular la respuesta ante el dolor. Una sonrisa te abre más puertas que una cara larga y hay estudios que sugieren que predice el éxito de un matrimonio. No tengas miedo de las arrugas, muestra tus dientes al mundo.
Involúcrate en una labor altruista.
Ayudar a los demás sin esperar algo a cambio puede ayudarte a desarrollar la bondad, la empatía y a ver las situaciones desde otra perspectiva. Cuando ayudas a alguien menos afortunado que tú, dejas de concentrarte solo en tus problemas y aprender a ver que hay situaciones más adversas que las tuyas.
Busca el equilibrio.
No intentes ver todo de color de rosa ni te reproches si de repente te asalta un pensamiento negativo. Algunos especialistas defienden el pesimismo defensivo ya que aseguran que esperar siempre lo mejor de cada situación puede llevarnos a grandes decepciones. Manténte realista para que puedas sacar provecho de todas las experiencias.
Y tú, ¿cómo ves el vaso?