Hace algunos años Winona Ryder estuvo envuelta en un escándalo que le dio la vuelta al mundo. Las cámaras de seguridad de una exclusiva tienda la captaron robando. La actriz atravesó por juicios y su nombre estuvo en boca de todos. Los chistes no se hicieron esperar y tampoco la incredulidad ¿cómo podía ser que teniendo dinero en abundancia y acceso a grandes privilegios, se comportara como un vulgar ladrón?

La psiquiatría tiene una respuesta para este tipo de comportamiento:Cleptomanía. Tipificada entre los trastornos del control de los impulsos (en los que no se puede resistir la tentación de realizar actos que son dañinos para uno mismo o para otros), se caracteriza por una necesidad imperiosa de robar objetos que generalmente no se necesitan o que tienen poco valor. Otros trastornos incluidos en la categoría son la piromanía, las compras compulsivas y el trastorno explosivo intermitente.

Cuando un cleptómano se encuentra en una situación en la que puede apoderarse de algo, se llena de nerviosismo y tensión. Sabe que robar es incorrecto, pero el estado alterado en el que se encuentra impide que piense con claridad y se pierde el control sobre las acciones. Después de adueñarse del objeto siente una gran liberación y es por ello que muchas veces incluso de deshace de lo que se robó. Es el acto y no el objeto el que satisface el impulso.

La sensación de «bienestar» dura poco tiempo ya que entonces la culpa se apodera de ellos. Muchas veces es tan grande que incluso vuelven al lugar de los hechos para devolver lo robado. Eso también los hunde en uncírculo vicioso ya que al vivir en un desasosiego constante, tienen que realizar rituales repetitivos (robar y volver a robar) para calmar su ansiedad.

La cleptomanía es un padecimiento raro que se presenta en menos del 5% de los ladrones, siendo más común entre las mujeres.  Quienes la sufren muchas veces presentan también cuadros severos de depresión y ansiedad. Muchas veces llevan una doble vida ya que les avergüenza buscar ayuda. El tratamiento para este trastorno generalmente incluye psicoterapia y fármacos antidepresivos para regular los niveles de serotonina en el cerebro.

Si no se trata a tiempo, puede llevar a problemas familiares e incluso legales.