Los días de frío están quedando atrás y en el hemisferio norte del planeta, los rayos del sol alumbran con mayor intensidad. La primavera comienza a sentirse y con su llegada experimentamos diversos cambios. El aumento de la temperatura y de las horas de luz natural, provocan que muchas personas se sientan más alegres, llenas de energía y con un renovado apetito sexual. No en vano refranes como «la primavera, la sangre altera» o «estás como burro en primavera», son tan populares. Y ¿por qué sucede esto?
La exposición a la luz solar provoca que en el cuerpo se sintetice la vitamina D, un nutriente que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. Diversas investigaciones han demostrado que el aumento de esta vitamina está relacionado con mejores niveles de testosterona, hormona que entre otras funciones, estimula el deseo sexual.
Sin embargo, la primavera no significa fogosidad para todo el mundo. Hay los que reaccionan en sentido opuesto y con la llegada de la estación de las flores, se encuentran cansados, somnolientos, irritables y con la libido por los suelos. Esto, aseguran diversos especialistas, se debe a un ligero trastorno adaptativo conocido como astenia primaveral. El organismo puede demorar algunos días en adaptarse a las condiciones distintas de luminosidad, temperatura, humedad y presión atmosférica, lo que provoca un mayor agotamiento que puede reflejarse en una decaída del estado de ánimo. Este padecimiento suele ser transitorio y desaparecer al cabo de unas semanas sin mayor tratamiento.
La llegada de la primavera también puede significar una pesadilla para los que sufren de alergias. La polinización de las flores suele repercutir en el sistema respiratorio de muchos. Las congestiones nasales, estornudos, irritación de la mucosa y todo tipo de síntomas relacionados con este padecimiento, hacen su aparición complicando la vida de quienes padecen alergia estacional.
¿Eres de los que goza la primavera o de los que la padecen?