Melody Kush ha llegado a ganar hasta 2000 dólares en un día gracias a su trabajo, que consiste en hacer shows sexuales por internet a través de una webcam a cambio de dinero u otros bienes. Ella es una camgirl.
Camming es el término con el que se conoce a esta actividad que es cada vez más conocida. A diferencia de la pornografía online, que consiste en grabaciones, los shows de camming son en vivo y permiten la interacción en tiempo real, lo que ha contribuido a su fama. Esta ha sido tal que ya se considera una industria que hace no mucho tuvo su primera convención en las playas de Florida. Los sitios de camming se encuentran entre los más visitados del mundo. Por ejemplo, livejasmine.com está entre las primeras 80 páginas de Estados Unidos (y entre las 130 de todo el mundo), con más de 30 millones de visitantes al mes.
Algunas camgirls trabajan por su cuenta pero la mayoría lo hace en sitios que cuentan con un catálogo de chicos y chicas que ofrecen los shows. Estos pueden ser públicos o privados. Se puede comprar una suscripción mensual o anual o pagar por evento. Sin embargo, este no es el principal negocio de esta industria sino la venta de créditos para que el usuario pueda darle propina a la modelo e interactuar con ella a través de un chat para pedirle que use tal juguete o realice tal movimiento.
Aunque se trate de sexo virtual, los riesgos del camming no están lejos de los que conllevan los trabajos sexuales en la realidad. Muchos de los modelos abusan de las drogas para lidiar con el hecho de dedicarse a algo que socialmente no está bien visto y tampoco son pocos los que dan el siguiente paso hacia la prostitución. Además, hay los que mantienen esta faceta en secreto y viven aterrados por la idea de que sus familiares y amigos descubran su modus vivendi.