La Amaxofobia es un caso de fobia específica, concretamente miedo a conducir. Esta claro que en los tiempos que corren es bastante más incapacitante que por ejemplo, el miedo a las serpientes (salvo que seas un indígena del Amazonas). Huir o evitar esa situación que nos provoca miedo, conducir, puede incapacitarnos para realizar muchas actividades cotidianas o deseadas, si no hay medios alternativos de transporte al carro. La sensación de frustración de quien no entiende por qué no es capaz de conducir es muy grande, disminuye su autoestima y no saben cómo superarlo.
Las personas que la padecen son conscientes de lo irracional de este miedo pero no pueden evitarlo. Se da más en mujeres que en hombres, prácticamente el doble. Dicen sentir ansiedad al volante o ante la sola idea de conducir. Hay grados; desde quien aguanta la ansiedad y conduce aunque lo pasa muy mal, quien tiene miedo solo en determinadas circunstancias (lluvia o conducir solo, por ejemplo), quien tiene el permiso de conducir pero no consiguió vencer el miedo y llegar a conducir, hasta quien ni se lo plantea y niega toda posibilidad de coger un carro. Por tanto se distingue entre el miedo circunstancial y el miedo paralizante.
¿Qué sienten al ponerse al volante o pensar en conducir?
- Ansiedad
- Excesiva sudoración
- Temblores
- Dolor de estómago
- Taquicardia
- Tensión muscular
- Sensación de pérdida de control
- Pensamientos catastróficos
Posibles Causas:
- Experiencias traumáticas (propias o ajenas)
- Inseguridad y baja autoestima
- Disminución de capacidades y/o habilidades físicas
- Pensamientos irracionales; Perciben el tráfico como una amenaza y a los otros conductores como peligrosos.
¿Se puede superar?
Hay quien cree que es simple inseguridad y se soluciona conduciendo pero no suele ser así, se trata de un trastorno que requiere una intervención más específica. En algunos centros se utilizan simuladores de conducción; eliminando la sensación de riesgo, el paciente puede relajarse y centrarse más en la conducción con el objeto de adquirir mayor seguridad al volante. Hay que aprender a controlar los pensamientos irracionales que causan esa ansiedad y eliminar la única respuesta que la alivia; Huir (no conducir). Sí, se supera: Recuperando el control de nuestra mente, que es el que hemos perdido y no el del coche, como suele creer quien padece este trastorno.