En un gimnasio, el momento de la verdad no llega cuando le salen chispas a la banda de la caminadora por lo rápido que estás corriendo ni cuando levantas con dos dedos una mancuerna de 10 kilos. La máxima revelación llega cuando cruzas la puerta del vestuario y te quitas la ropa para dirigirte a las duchas. Es en ese tránsito en que intercambias saludos con otros machos desnudos, cuando descubres quién es quién…

Para algunos hombres, el tamaño del pene es mucho más importante en los vestidores del club que en el dormitorio. Cuando están con su pareja se sienten cómodos, el problema surge al llegar el momento de desvestirse frente a otros. Padecen el llamado síndrome del vestuario, término que se usa para referirse a la inseguridad que se experimenta en el baño de un deportivo. Hay los que lo sufren a tal grado que llegan al consultorio de un médico buscando una solución, sin antes tomar en cuenta que quizá es más bien un asunto de autoestima, concretamente de la autoestima del pene.

Si el tuyo es de los que andan de capa caída, déjame darte algunos datos para ver si lo reanimas sin necesidad de quirófano: 

  • la media es de 15 centímetros en erección lo que significa que 13 y 17 siguen estando cerca del promedio. Una faloplastia (cirugía estética de los genitales masculinos), te ofrecerá un máximo de 3 centímetros más. ¿Vale la pena?
  • la mayoría de las terminaciones nerviosas de la vagina se concentran en el primer tercio por lo que basta un pene de dimensiones normales.  
  • entre más grande, mayor es la cantidad de sangre que se necesita para mantener una erección. Sabes qué significa eso, ¿verdad?

En la gran mayoría de los casos, el problema está en la cabeza…en la dearriba. Si tu autoestima depende de la autoestima de tu pene, quizá sea una buena idea buscar la ayuda de un psicólogo que pueda ayudarte a entender el origen de esa inseguridad.

Y tú, ¿padeces el síndrome del vestuario?