Con la llegada de la adolescencia, las chicas comenzamos a temer a un enemigo del que difícilmente escaparemos: la celulitis. ¿Por qué? Porque 9 de cada 10 mujeres la desarrollarán en algún momento de su vida. Lo que suena bastante injusto es que solo el 2% de los hombres padecerán este problema y de ser así, se manifestará solo en la parte baja del abdomen. ¿A qué se debe esto?
Hay varios factores que nos vuelven más propensas a la celulitis. Uno de ellos es que en las mujeres, los adipocitos (células grasas), son más y más grandes que en los hombres. Como la piel femenina es más fina, si los adipocitos son de gran tamaño, empujan la epidermis hacia arriba formando diversas protuberancias, lo que comúnmente se conoce como piel de naranja.
Además del factor dérmico, las principales responsables de la celulitis son las hormonas sexuales femeninas. Sí, el estrógeno y la progesterona intervienen de forma directa en su formación, lo que aclara por qué esta surge a pesar de mantener un peso saludable. El estrógeno promueve la retención de líquidos en los tejidos (lo que afecta a la circulación sanguínea), mientras que la progesterona aumenta la predisposición a acumular grasas. Es el aspecto hormonal el que explica que la celulitis aparezca con mayor frecuencia en momentos de gran explosión hormonal:
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En el paso de niña a mujer, el cuerpo experimenta una serie de cambios que se deben a la influencia hormonal: el crecimiento de los pechos, la menstruación, el surgimiento del vello púbico, el acné juvenil y sí, la celulitis.
Embarazo.
El siguiente gran momento de ebullición hormonal es el estado de gravidez. El cuerpo tiene que adaptarse para poder albergar durante nueve meses a otro ser y después poder alimentarlo (lactancia). Si no teníamos celulitis, es posible que aparezca durante este periodo.
Menopausia.
Con el fin de la menstruación llega también el momento en que las hormonas modifican su funcionamiento habitual. El asunto aquí no es que surja más celulitis pero sí que se vuelve más evidente. La disminución en la producción de progesterona, provoca que la piel pierda elasticidad, disminuya su grosor y por lo tanto se aprecien más los brotes de celulitis.
Recuerda que no existe un tratamiento científicamente comprobado para eliminar la celulitis. La mesoterapia, los masajes reductores, la liposucción y otros métodos ofrecidos en las clínicas de belleza, pueden atenuarla temporalmente pero no eliminarla. Si estás pensando en someterte a alguno de ellos, verifica que sea un lugar seguro, responsable e investiga a fondo el tratamiento. Recuerda que hay miles de charlatanes que te ofrecen mejorías y al final acaban perjudicándote de por vida. Lo mejor es mantener un estilo de vida sano, alejarte del tabaco, el alcohol y otras drogas y hacer ejercicio con regularidad.
Y tú, ¿eres del 90%?