Es uno de los mejores inventos de la historia. Una computadora portátil con una cámara de enemil megapixeles que te permite mantenerte en contacto con el mundo y tomarte esas selfies maravillosas. Va contigo hasta al baño y es precisamente ahí donde conoces el significado de la palabra terror, cuando se te resbala y cae al retrete. Pasas los siguientes dos días vigilando su convalecencia en un montón de arroz y entiendes la felicidad cuando por fin vuelve a encender. Y es que te llena de angustia la mera idea de perder tu celular. En él están los datos de todos tus contactos, las fotos y los mensajes que tanto atesoras y que guardan tantos secretos. Pero, ¿en verdad son secretos o hay alguien vigilándote a través de tu móvil?
Los programas espía o spyware, son servicios de vigilancia que pueden intervenir un teléfono dando acceso a distancia a la información que éste contenga. Bastan unos minutos a solas con el celular de alguien más para instalar el programa que queda oculto en una carpeta del sistema. Por más o menos 50 dólares al mes, la persona que lo descargó puede escuchar las conversaciones telefónicas, leer los mensajes, ver las fotos y vídeos, saber qué aplicaciones están instaladas y qué páginas ha visitado, descubrir sus contraseñas e incluso activar el altavoz para que funcione como micrófono y grabe lo que el usuario dice aunque no esté usando el teléfono. El sistema GPS le permite además conocer la ubicación del otro.
El spyware no es ilegal ya que quien lo contrata acepta los términos y condiciones de uso en los que dice que lo instalará en su propio equipo. Lo que sí es ilegal es no cumplir con ello e instalarlo en un equipo ajeno ya que eso es ciberacoso. Éste, que puede definirse como «una forma de invasión en el mundo de la víctima de forma repetida, disruptiva y sin consentimiento, usando las posibilidades que ofrece Internet», es ya un delito en muchos países.
Si crees que tu teléfono puede estar intervenido, la mejor forma de deshacerte del spyware es restablecerlo a los valores de fábrica, es decir, borrar toda la información y dejarlo como si fuera nuevo. Suena brutal pero si haces un respaldo de toda tu información antes, podrás recuperar todo después. Es un proceso que lleva algunas horas y puede ser algo tedioso pero también es el más efectivo para borrar los programas espía.