Estás preocupada porque no entiendes qué pasa. Todo marcha a la perfección entre ustedes y te sientes más enamorada que nunca. Sí, ganaste algunos kilos durante el verano pero eso no te importa, te sientes bien con tu cuerpo y sabes que ahí no está el origen. Tampoco en el trabajo, has tenido unos meses muy tranquila y el ambiente de la oficina es fenomenal. Entonces, qué demonios pasa, ¿por qué la idea de tener sexo no te parece tan atractiva?
Si últimamente no tienes ganas y no entiendes por qué, prueba a responder estas preguntas, tal vez encuentres la razón:
¿Has dormido bien?
Los cambios hormonales que ocurren durante la menstruación, el embarazo o la menopausia, hacen que las mujeres sean más propensas a padecer insomnio. Este, que puede manifestarse en dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, impacta en tu deseo sexual ya que provoca fatiga crónica y altera la producción regular de hormonas.
¿Hay bebé en casa?
Los hijos llegan para revolucionar tu vida, incluido el aspecto sexual. Además de los cambios hormonales propios del embarazo y el parto, hay mujeres que experimentan resequedad vaginal durante la lactancia. Lo curioso del asunto es que según un estudio de la Universidad de Michigan, la vida sexual de los hombres también se altera con la paternidad.
¿Te has checado la tiroides?
Esa glándula ubicada en el frente del cuello, secreta ciertas hormonas que pueden influenciar tu vida sexual. Ya sea que la actividad sea mucha (hipertiroidismo) o poca (hipotiroidismo), una tiroides que actúa de forma irregular puede resultar en síntomas como fatiga, desgano y disminución del deseo sexual.