Tal vez la idea de abrazar a un hombre que acaba de terminar una rutina de ejercicio no te parezca muy atractiva. Quizá incluso la encuentres desagradable. Sin embargo, un estudio de la universidad de California en Berkeley asegura que ese olor te gusta mucho más de lo que crees. ¿Quieres saber por qué?  Para realizar el experimento, reclutaron a 48 estudiantes mujeres heterosexuales, a las que pidieron oler 20 veces una jarra con androstenediona, una hormona esteroide con un vago olor a almizcle, que se encuentra en grandes cantidades en el sudor de los hombres. Antes y después de la prueba, los investigadores midieron los niveles de cortisol (la llamada hormona del estrés) en la saliva de las voluntarias. Los resultados mostraron que 15 minutos después de oler la jarra, el cortisol aumentó y la elevación se mantuvo por una hora. Además, reportaron mejor humor, mayor excitación sexual y un incremento en la presión sanguínea, frecuencia cardíaca y el ritmo de la respiración.

El estudio se publicó en la revista Journal of Neuroscience y es el primero en ofrecer evidencia de que los humanos, al igual que las ratas o las mariposas, secretamos sustancias que afectan a individuos del sexo opuesto a nivel fisiológico.  Otra investigación, esta llevado a cabo en la universidad de Rice, ofreció resultados similares. Para esta reclutaron a varios hombres a los que pidieron sustituir el desodorante por parches. Algunos de ellos vieron porno y otros no. Después, un grupo de mujeres voluntarias olió esos parches mientras su cerebro era observado con técnicas de resonancia magnética. Los exámenes mostraron que cuando olieron los parches de los chicos que habían visto porno, se activaron en el hemisferio derecho del cerebro el giro fusiforme, la corteza orbtofrontal y el hipotálamo. Este último juega un papel importante en la conducta sexual.