Que el amor es una cosa esplendorosa como dice el título de la película, nos queda bastante claro. Cuando nos enamoramos sentimos que flotamos entre nubes y todo se ve de color de rosa. Y así, tan grande como resulta el amor, puede ser su contraparte, el desamor. Cuando nos dejan, todo se vuelve gris y nos sentimos miserables. Experimentamos un inmenso dolor.
Investigadores de la Universidad de Columbia en Nueva York, encontraron que una ruptura amorosa puede activar las mismas áreas cerebrales en las que se procesa el dolor físico. Utilizando escáneres cerebrales para observar las reacciones del cerebro, mostraron a un grupo de voluntarios una foto de sus ex parejas, una de sus amigos y por último les pusieron un objeto caliente sobre el brazo. Al finalizar el experimento encontraron que áreas como la ínsula y la corteza cingulada, tradicionalmente asociadas con el dolor, registraron actividadcon la foto del ex y el calor, pero no con la imagen de los amigos.
Algunos especialistas proponen que esta asociación entre el rechazo y el dolor podría tener razones evolutivas. Los animales salvajes tienen más posibilidades de sobrevivir si forman parte de una manada que si están por su cuenta. Esto explicaría que el rechazo social pusiera en riesgo la supervivencia de nuestros ancestros.
Saber que el dolor por el fin de una relación es algo real, puede ayudarnos a comprender que el proceso de recuperación es lento, como el de una herida física y que es completamente normal que nos lleve tiempo dejarlo atrás y seguir con nuestra vida. Una de las piedras angulares para superar sanamente una ruptura es desarrollarautocompasión (sin clavarte en víctima) y cariño hacia nosotros mismos.
¿Has experimentado el dolor del desamor?