Los grafólogos son especialistas que se dedican a analizar los rasgos al escribir y los asocian a ciertas cualidades psicológicas. El volumen, el tamaño, la inclinación, la separación entre las letras y la angulosidad o redondez de las mismas, son algunas de las características que utilizan para sacar sus conclusiones.
Para realizar un análisis grafológico, es mejor que el experto no conozca a la persona, para que realice el trabajo con mayor objetividad. Algunos afirman que un escrito de 20 líneas, firmado, es el documento ideal para estudiar ya que la letra brinda información sobre la capacidad social del sujeto y la firma sobre sus características de personalidad. Algunas de las referencias son:
Legibilidad.
Las firmas claramente entendibles reflejan claridad y confianza en la manera de pensar. Las que no pueden entenderse fácilmente pueden indicar vivacidad, dinamismo y gusto por la acción.
Tamaño.
Los trazos grandes indican creatividad, vitalidad y deseo de llamar la atención, las pequeñas son constantes en individuos observadores y meticulosos.
Énfasis.
Si se da mayor preponderancia al nombre propio, apunta a una personalidad reservada que es muy celosa de su privacidad, si por el contrario, es el apellido el que sobresale, la persona tal vez otorgue mayor valía a su vida social y profesional.
Presión sobre el papel.
La intensidad con la que se presiona el papel revela la firmeza de carácter.
Angulosidad.
Si las letras son curveadas, el firmante tal vez sea cordial y amable. Los ángulos pronunciados señalan individualidad, criterio propio y poca flexibilidad.
Y tú, ¿cómo firmas?