Cuando Steven Sasson inventó la primera cámara digital en 1975, tal vez no imaginó que más de 40 años después, su creación nos acompañaría todos los días, a todas horas. Hoy quedan muy pocos celulares que no incluyan una cámara que permita hacer foto y vídeo. Esto ha provocado que ahora registremos en imagen todo, desde el postre que nos vamos a comer hasta el sexo.

Nunca como ahora habían salido a la luz tantos vídeos sexuales caseros. De las filtraciones de las escenas privadas de diversas celebridades a los sitios web de pornografía amateur, la intimidad jamás había sido tan poco íntima. Mientras hay amor y todo está bien, los vídeos son parte del archivo erótico de la pareja, pero cuando llegan los problemas y el cariño se esfuma, acaban publicados en páginas y foros volviéndose el arma principal del llamado porno de la venganza.

Conocido también como porno involuntario, el título proviene del inglésrevenge porn. Las víctimas son aquellas personas, generalmente mujeres, que ven cómo su vida es afectada gravemente cuando se publican, sin su consentimiento, imágenes o vídeos sexuales en los que aparecen.  En días recientes este ha sido un tema muy sonado ya que en California se acaba de aprobar una ley que lo castiga. Si bien la versión final de no fue lo que se esperaba (no aplica si fue la propia persona quien hizo la grabación, si la obtuvo un hacker o si no se hizo con la intención de provocar sufrimiento emocional severo), es un primer esfuerzo que quizá comiencen a imitar en otros lugares.

Si decides grabarte teniendo sexo, toma en cuenta estos tips para que no te conviertas en víctima del porno venganza:

  • Evita que salga tu rostro,
  • Prefiere las cámaras sin conexión a internet y no guardes el vídeo en el ordenador.
  • Tener sexo en lugares desconocidos te hace más vulnerable a que te graben sin tu consentimiento.