Ya llevamos unos cuantos días de otoño y comienzan a bajar las temperaturas y el frío comienza a sentirse en muchos sitios. El frío, como cualquier clima extremo, puede tener efectos adversos en nuestra salud y apariencia. Es importante tomar algunas medidas:

Rostro.

El frío provoca una disminución en la producción de sebo de la piel y que bajen las secreciones sudoríparas lo que causa un desequilibrio. Además, en invierno baja la intensidad de los rayos solares pero estos no desaparecen por lo que es importante utilizar bloqueador solar a diario (especialmente si estarás en un lugar en el que nieva). Beber suficiente agua y consumir alimentos ricos en vitaminas y antioxidantes ayudará al bienestar de tu piel.

Labios.

La piel de los labios es más delgada que la del resto de la cara por lo que se deshidrata con mayor facilidad. Además, la boca no tiene melanina lo que la limita frente a los rayos ultravioleta. Manténla hidratada todo el tiempo con una barra para labios. Si aparecen algunos pellejos prueba con una exfoliación suave.

Manos.

Aunque utilicemos abrigos y bufandas, nuestras manos, al ser tan indispensables en las labores cotidianas, se encuentran más expuestas a las bajas temperaturas que el resto del cuerpo. En esta época es imprescindible utilizar crema humectante y aplicarla con mayor regularidad, utilizar guantes aún en interiores y lavarlas con agua tibia (el agua muy caliente también puede lastimarlas).

Defensas.

El frío en sí no provoca enfermedades, lo que sucede es que el cuerpo dedica sus energías a calentarse y ello disminuye las defensas del organismo. Microorganismos como virus y bacterias que en otras condiciones climáticas no lograrían penetrarnos, lo consiguen durante el invierno. Es importante aumentar las barreras a estos agentes consumiendo alimentos que aporten nutrientes o aumenten la temperatura corporal por lo que  los caldos, potajes y bebidas calientes son ideales. Abrígate muy bien al salir y ventila a diario las habitaciones de tu casa para impedir que se acumulen patógenos.

Mente.

Durante la época invernal, en el cerebro se liberan cantidades mayores de serotonina y noradrenalina, neurotransmisores que pueden incrementar los niveles de ansiedad. Además hay menos horas de luz solar lo que puede facilitar la depresión. Hacer ejercicio para aumentar la producción de endorfinas (hormonas de la felicidad) puede ayudarte a mantener un equilibrio emocional. Recuerda la máxima: mente sana en cuerpo sano.

¿Cómo te cuidas del frío?