Puedes ser un científico destacado o actualmente estar desempleado. Puedes vivir en una gran mansión o tener apenas suficiente para cubrirte del frío. De hecho puedes estar teniendo el mejor o hasta el peor día de tu vida, y aún así, sin importar cuál sea tu condición actual o estado de ánimo en el que te encuentres, sabes que cuentas con algo seguro al llegar a casa: El amor incondicional de tu mascota.
Gorditos, flacos, peludos, pelones, chatos, orejones, muy pequeños o casi gigantes, ruidosos, destructores, juguetones y hasta dormilones. Sea cual sea su peculiar característica, todos comparten algo en común – esperan impacientes para vernos y demostrarnos su alegría y cariño.
¿Qué les damos nosotros a cambio?
Por más avanzada que está nuestra sociedad hoy en día, y sin importar las terribles consecuencias que esto produce, seguimos viendo una historia que se repite desde hace mucho tiempo: El maltrato y violencia animal.
En vez de recordar y hacer una lista con las razones por las que deberíamos defender a nuestras mascotas, vamos a darle un giro a las cosas: ¿Qué pasaría si te dijera que el maltrato animal, más que afectarlos a ellos, nos afecta directamente a nosotros los humanos?
La doctora mexicana Stephanie González Linares, realizó un estudio en el que, basándose en la descripción de los efectos neurobiológicos de la violencia en las personas en desarrollo, nos cuenta la relación directa entre el maltrato animal y la violencia en nuestra sociedad:
“Los niños y jóvenes somos personas en desarrollo, por lo que la falta de un entorno saludable y los actos en los que se permite y presencia maltrato animal generan una tendencia a reprimir los impulsos de aversión hacia este tipo de abuso y su compasión hacia el animal victimizado. Al observar este tipo de espectáculos culturalmente aceptados, las personas expuestas afirman su auto-concepto de superioridad, minimizando al animal para justificar actos violentos contra ellos”
La inseguridad, la apatía, la violencia contra las mujeres, el maltrato infantil, la violencia intrafamiliar y la consecuente perpetuación de distintas conductas delictivas son algunas de las acciones y efectos exponenciales que surgen a partir del maltrato y violencia animal.
¿Sabías que un 90% de los asesinos seriales iniciaron torturando y matando animales?
Si aún te preguntas, ¿cómo es que el maltrato animal te puede afectar a ti? Es muy sencillo: La próxima vez que veas a una persona maltratando a su mascota, piensa que quizá esa misma persona podría terminar atacándote a ti o a tu familia después.