¿Alguna vez has notado cuántas personas empiezan un proyecto muy entusiasmadas pero lo abandonan al poco tiempo? Perder unos kilos, conseguir un aumento, hacer más ejercicio, dejar de fumar, ahorrar dinero y un sinfín de objetivos que muchas veces no pasan de eso porque no saben cómo mantener el entusiasmo. El neozelandés Edmund Hillary, primer alpinista en conquistar la cima del Everest, aseguraba que no necesitas ser un superhéroe para conquistar tus sueños, lo que en verdad requieres es motivación. La pregunta clave es, ¿cómo hacerlo? 

Lo primero es decidir qué quieres, fijarte una meta principal. Al hacerlo piensa en algo específico, «deseo bajar de peso» es algo muy amplio, mejor decir «quiero perder 10 kilos». Esto te ayudará a planificar mejor la estrategia a seguir. Es importante también que seas realista. Muchas personas abandonan sus propósitos porque no son razonables. Toma en cuenta también que entre más alta sea la meta, más tendrás que esforzarte para alcanzarla.

Cuando ya tienes claro qué quieres conseguir, es una buena idea escribirlo y fragmentarlo en pequeños objetivos  que te ayuden a mantener el entusiasmo. Piensa en actividades concretas que puedas realizar todos los días y te ayuden a lograrlos. Para ello es básico que te disciplines pero sin exagerar en el rigor. No pasa nada si un día se te agota la voluntad, si el siguiente retomas el camino.

La frase «el que persevera, alcanza» es muy cierta. No claudiques.  Resistir la tentación de tirar la toalla es el requisito máximo para conseguir una meta. Recuerda constantemente qué fue lo que te llevó a plantearte ese objetivo e imagina cómo será cumplirlo. Mantener la mente positiva puede hacer toda la diferencia.

¿Cuál es tu meta?