Cuando pensamos en nuestros huesos es probable que lleguen a nuestra mente los esqueletos de la clase de Anatomía y entonces los concibamos como estructuras inertes pero nada más lejos de la realidad. Los huesos son tejidos vivos que constantemente están en renovación. Este proceso en el que minerales y componentes orgánicos nuevos van remplazando a los anteriores, se conoce como remodelación ósea. Hasta los 30 años, generalmente reconstruimos más hueso del que perdemos pero después de los 35, sucede a la inversa y entonces empezamos a perder masa ósea. Cuando hemos perdido mucha o el cuerpo ya no es capaz de realizar la remodelación, hablamos de osteoporosis.

Los huesos osteoporóticos tienen la forma de un hueso normal pero en el interior la cosa es diferente ya que la pérdida de calcio y fósforo provoca que se vuelvan porosos. Esto hace que sean más frágiles y propensos a fracturarse. Una persona con osteoporosis puede romperse un hueso al caminar, bañarse o estar de pie.

La principal causa de este padecimiento es la disminución de testosterona en los hombres y de estrógenos en las mujeres. Debido a esta afección, casi el 50% de las mujeres se fracturarán la cadera, una muñeca o alguna vértebra después de los 50 años.

La osteoporosis suele ser una enfermedad silenciosa que se descubre después de una fractura. Como sucede con casi todo, la mejor cura es la prevención así que es importante tomar algunas medidas para disminuir los riesgos.

  • Consumir alcohol con moderación
  • No fumar
  • Llevar una dieta balanceada que incluya calcio, fósforo y vitamina D
  • Hacer ejercicio con regularidad (evitando los de alto impacto)

Existen muchos medicamentos que ayudan a prevenir la osteoporosis pero es importante que se consuman bajo supervisión médica. Si crees que estás en riesgo de padecerla, contacta con un especialista.