Hace unos años, Acapulco, uno de los sitios más bonitos de México y del mundo, fue escenario de un suceso que conmocionó a la comunidad internacional por completo. Seis turistas españolas fueron violadas por un grupo de encapuchados que entraron armados al lugar en el que se estaban hospedando. Los criminales amordazaron a sus acompañantes con los cordones de sus trajes de baño y con cables de teléfono y abusaron de ellas. La única mexicana que se encontraba en el sitio no fue violada.

En estas ocasiones, tanto si se encuentra a los culpables y son juzgados o nunca aparezcan, lo cierto es que la vida de una mujer que ha sido violada nunca volverá a ser la misma. Tendrán que trabajar mucho para sanar las heridas que deja una violación. Ser víctima de abuso sexual es una experiencia traumática y los efectos pueden prolongarse por mucho tiempo. Solo el 20% deja de experimentar los síntomas después de un año. Temor, culpa, problemas de autoestima, aislamiento, fobia al sexo o depresión, son solo algunas de las consecuencias de este brutal acto.

Según datos de la Red nacional de violaciones, abuso e incesto de los Estados Unidos, las mujeres que han sido violadas presentan mayor propensión a sufrir algunos trastornos:

  • Suicidarse = 4 veces más
  • Abusar del alcohol = 13 veces más
  • Estrés psotraumático = 6 veces más
  • Depresión = veces más

Por si fuera poco, las violaciones también suelen provocar alteraciones en los hábitos de sueño y alimentación así como problemas de autolesión.

Las personas que rodean a la víctima juegan un papel muy importante en su recuperación. Es importante que familiares y amigos les hagan sentir que no están solas, las ayuden a comprender que la culpa no ha sido suya, no las cuestionen demasiado sobre el evento y las alienten a denunciar el abuso y buscar ayuda profesional.

La cantante Tori Amos fue violada a los 21 años. Tiempo después compuso un tema sobre el abuso: Me and a gun. Te dejo una hermosa interpretación a capella.