«Infancia es destino» decía Freud y si es cierto que la realidad no es tan tajante, lo que si es verdad es que lo que experimentamos durante nuestros primeros años de vida ejerce una gran influencia sobre el resto de nuestra vida. La relación con nuestros familiares, amigos y compañeros de clase no solo moldea nuestra personalidad, sino que también puede repercutir en nuestra salud física y mental.

El bullying o acoso escolar es un fenómeno cada vez más común y preocupante, ha sido estudiado desde diversos ángulos. En los últimos años se ha prestado especial atención a los efectos a largo plazo. Por ejemplo, desde la Universidad de Duke se trabajo en ello, el equipo se concentró en las secuelas que víctimas y victimarios sufren durante la vida adulta. El trabajo se alargó durante más de 20 años y contó con la participación de acosados, acosadores y sujetos que jugaron los dos roles o ninguno. Después de analizar la información de los 1420 voluntarios, encontraron que aquellos que tuvieron alguna experiencia con el acoso, eran los que tenían más problemas emocionales y de comportamiento y mayor riesgo de padecer algún trastorno mental.

  • Acosados: Depresión, pánico, ansiedad y/o agorafobia, que es el miedo a los espacios abiertos.
  • Ambos roles: Depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y/o pánico.
  • Acosadores: Trastornos de personalidad antisocial  con comportamientos como la falta de respeto a las normas o el no tomar en cuenta los derechos de los demás, no respetan las normas, por ejemplo.

Los efectos del bullying se pueden comparar a los efectos de la violencia familiar y es justamente en un hogar en el que reina la violencia donde se encuentra el caldo de cultivo perfecto para que se forme un acosador. Los niños que sufren este tipo de violencia en su infancia buscan a uno más débil que ellos que les permita devolver esa agresión que han sufrido. Además de los que son víctimas de violencia, aquellos que no reciben suficiente atención y viven en un estado de semiabandono o carecen de reglas claras en el hogar, también pueden convertirse en bullis, es decir, aquellos niños que llevan a cabo esta violencia. Por esta razón es importante saber que hay que prestar atención a cualquier señal en el comportamiento de los niños desde los años del jardín de infancia, y no solo a los niños que sufren acoso, sino también a aquellos que lo perpetúan.