Todo ha ido muy rápido pero tus entrañas te lo dicen: por fin le has encontrado. Después de tantos intentos fallidos, te topaste con la persona ideal. Lo sabes porque cada que le ves te revolotean mariposas por todo el cuerpo y le extrañas montones cuando no están juntos. Además, te encantaría que llegue el momento en que al calor de la chimenea le cuenten a sus nietos el comienzo de su historia. Cómo aquel día en que te dijo «con permiso» en ese bar, supiste que era el amor de tu vida… ¿De verdad estás enamorado?

¡Alto! Antes de construir más castillos en el aire sería prudente que te detuvieras a analizar. ¿En verdad te estás enamorando? ¿O es que te estás encaprichando? Y es que es muy fácil confundirse. En uno y otro estado hay atracción y deseo de estar con esa persona. En ambos puedes creer que es la pareja ideal. Sin embargo, hay ciertas cosas que los diferencian. Revisemos algunas:

Cuando es encaprichamiento, todo se trata de ti. De cómo satisface tus necesidades, de cómo sufres cuando no está contigo y de cómo es lo que siempre soñaste. Cuando es enamoramiento, se trata de nosotros. De lo que pueden construir juntos y de lo que conviene a la relación.

Una persona que está enamorada se siente bien cuando está con su pareja pero también cuando está sola. Sí, experimenta unas ganas intensas de verle pero no se obsesiona con que tenga que ser cuando ella decida. Tampoco tiene unos bajones terribles si no atiende a su Whatsapp en cuanto le envía un mensaje, ni se llena de celos porque alguien escribió en el muro de su pareja en Facebook.

Otra forma de saber si es capricho es detenerte a pensar, ¿me gusta por lo que es o por las características que le he querido atribuir? Cuando nos estamos enamorando, tendemos a enaltecer las virtudes de nuestra pareja. Cuando nos estamos encaprichando le atribuimos virtudes que quizá no tiene, con tal de que satisfagan lo que pensamos que debe tener la persona ideal.

Y tú, ¿estás enamorado o encaprichado?