Hay quien afirma que la televisión atraviesa su Era de platino. A la par del siglo, comenzó una ola de series que no solo han robado estrellas y audiencia al cine, sino que también se han convertido en referente de la cultura pop, que ya son consideradas series de culto. The SopranosThe WireHomelandBreaking Bad o Narcos, son algunas de las que han seducido a críticos y audiencia. Seguro que has visto todas ya.

Con la comercialización de sets de discos con las temporadas completas y la popularización de servicios de streaming como Netflix, (¿quién no lo tiene ya?) no es raro que alguien se encierre en su casa un fin de semana entero a devorar todos y cada uno de los episodios. Netflix precisamente, propone un nuevo modelo con sus producciones originales cada vez más populares: estrena la temporada completa el mismo día. Kevin Spacey, protagonista de una de ellas, House of Cards, aseguraba que de esta forma le dan al publico lo que quiere, la libertad de decidir cómo y cuándo ver los capítulos. Muchos optan por hacerlo de una sentada y es que, como el mismo actor aseguraba, se ha impuesto la moda del binge-watching, es decir, ver varios episodios seguidos, de una sentada, generalmente de la misma serie.

El fenómeno es tal que la palabra «binge-watch» fue uno de los términos finalistas a palabra del año en 2013 según los diccionarios Oxford, donde perdió frente a la palabra selfie. Un análisis de la consultora Harris Interactive, confirmaba la tendencia. Con la participación de alrededor de 3 mil voluntarios, los investigadores encontraron que el más o menos el 73% de los encuestados tiene sentimientos positivos hacia esta forma de ver televisión y disfrutar de las series. Los resultados también señalaron que el 76% de los encuestados piensa que las maratones de series funcionan como vía de escape para el estrés cotidiano y para desconectar del día a día.

El fanatismo por las series de televisión es tal que puede provocar síntomas físicos reales. Un estudio de la consultora Neuromarketing Labs, aseguraba que cuando el televidente ve su serie favorita, se incrementa la sudoración y se aceleran la respiración y los latidos del corazón. Para llegar a esta conclusión, midieron el pulso, la actividad cerebral, el riego sanguíneo, la frecuencia respiratoria, la temperatura y el movimiento ocular de 74 voluntarios a los que expusieron a fragmentos de series televisivas.

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