El papel de la presión social o del grupo de iguales para iniciarse en el alcohol (y en otros menesteres) está claro. Es difícil ir contracorriente y en la adolescencia, más que en cualquier otra etapa. Los deseos de ser aceptado o no ser rechazado mueven los hilos en una u otra dirección, en ocasiones, en contra de los propios deseos.

Pero el papel de la publicidad también queda claro en las diferentes investigaciones. No es discutible, está comprobado:

  • La publicidad influye mucho en el consumo adolescente
  • La publicidad aumenta directamente el consumo de alcohol

El objetivo es manipularte para que realices una conducta, consumir bebidas alcohólicas en este caso. La próxima vez que te llame la atención ese personaje sexy y exitoso que lo pasa tan bien, hazte una pregunta: ¿cuando pides alcohol eres jugador o juguete?.

En los spots se busca asociar consumo y elementos positivos o deseables de todo tipo como el éxito social, profesional, en el amor y una larga lista. Algunos ejemplos:

  • Llegas a una fiesta solo, no conoces a nadie, te pides una copa y ¿ de repente eres el epicentro de la party ?
  • Tras larga jornada profesional en la que ese atractivo e interesante joven ha conseguido millonizar las ventas de su empresa y fundir a la competencia, ¿se relaja y sonríe satisfecho sirviéndose una copa en la intimidad de su impresionante apartamento (¡ la rubia va a llamar a la puerta a la de ya !) al que no le falta detalle?
  • El adolescente más maduro y admirado del grupo, ¿se pide una cerveza mientras todos le dirigen sus miradas de admiración en ese chiringuito de playa?
  • Ese o esa sex symbol que se acerca sensualmente (sexualmente), ¿lleva una copita en la mano o le da un sorbito justo antes de «atacar» (con éxito, por supuesto)?
  • Justo cuando tu equipo marca un gol, ¿aparece publicidad de alcohol ?

Es como la publicidad de un juguete para un niño de cuatro años. El decorado perfecto, colores, risas, varios niños lo pasan bien e incluso hay un padre jugando que se divierte…¡ lo quiero, lo quiero, lo quiero!. Pero claro, cuando lo tiene en sus manos el decorado ha desaparecido, ¡ya no mola tanto!. Por suerte a los cuatro años todavía se es un cliente difícil, es probable que el niño reclame, «¡Eh!, ¿dónde está la nave nodriza y el papá que juega?». Bueno, si tú pediste tu bebida y reclamaste donde estaba el chulazo con tabletas de chocolate o la morenaza escotada…¡vaaaale, pasas a la categoría de cliente difícil (y descontento)!

¿Has visto algún anuncio en el que tras ingerir alcohol, alguien exitoso es detenido por conducir borracho, tiene tremenda resaca o mira desesperadamente un test de embarazo?