Quizá te suene esta situación. Llegas a tu casa agotado, con los ojos super irritados y una leve (o no tan leve) jaqueca. Piensas que es el estrés porque llevas ya unos meses sin vacaciones pero, ¿estás seguro? Tal vez no es la carga laboral, quizá la responsable es tu propia oficina. Sí, sabes que puede ser cuna de epidemias (si Miguel llega resfriado el lunes, para el viernes todos se sienten mal), pero ¿va más allá? 

Según datos del Health and Safety Executive Board de Reino Unido, en los últimos años ha aumentado el promedio de días perdidos por una enfermedad asociada al trabajo. Además de factores fisiológicos como puede ser el estrés, también pueden influir en tu salud las características físicas del espacio laboral, de tu oficina. Una iluminación pobre (o excesiva), un mobiliario de baja calidad, que la temperatura sea inadecuada, la resequedad en el ambiente, que exista falta de ventilación, etc., cada vez se asocian más a diversos padecimientos que afectan a nuestra salud.

Fue en la década de los ochenta cuando comenzó a popularizarse el término Síndrome del edificio enfermo, para hacer referencia a un conjunto de enfermedades asociadas a la contaminación del aire en los espacios cerrados. Un reporte de la Organización Mundial de la Salud de 1984, sugiere que hasta en el 30% de los edificios nuevos o remodelados, podrían producirse diversos problemas relacionados con la calidad del aire. Las alergias, las jaquecas, los resfriados crónicos, la irritación de vías respiratorias, de los ojos y de la piel, originados por factores como la mala ventilación, las cargas iónicas y electromagnéticas excesivas y los vapores de origen químico, entre otros.

Y ¿qué podemos hacer? Apunta estos tips que pueden ayudarte:

  • Si se pueden abrir las ventanas, no dudes en hacerlo.
  • Cuando no estés utilizando tu ordenador, tableta, copiadora, etc., no olvides apagarlos. De esta forma reducirás la exposición a campos electromagnéticos.
  • Coloca una planta en tu escritorio. Diversos estudios han encontrado que las plantas de interiores son capaces de absorber gases y contaminantes del ambiente (como el benceno y formaldehído), comunes en edificios modernos.
  • Consigue un pez. Tener una pecera en tu oficina puede ayudar a balancear los niveles de humedad.

Y tú, ¿crees que tu oficina te enferma?