Quizá hayas sufrido algún caso de demencia de forma cercana o en tu familia y sepas de lo que hablamos o puede que no, pero seguro que entre ambos podemos entender un poquito de más de este padecimiento que está tan extendido….
La demencia no es una enfermedad en sí, sino que se trata más bien un término que se utiliza para para designar un grupo de síntomas causados por trastornos que afectan al cerebro, concretamente a las funciones cognitivas entre las que están el pensamiento, el aprendizaje y la memoria. La demencia senil, como su nombre lo indica, afecta a los adultos mayores. Las estadísticas señalan que a partir de los 85 años, el 50% de las personas la padece en mayor o menor grado, aunque los síntomas pueden comenzar mucho antes, desde los 65 años. Esto se debe al deterioro de las células cerebrales, producto del envejecimiento normal del organismo. Aunque también es cierto que la demencia puede deberse a algunas enfermedades y padecimientos como el Parkinson, la enfermedad de Huntington, la esclerosis múltiple y los accidentes cerebrovasculares, entre otros.
Si quieres detectarla, tienes que conocer los síntomas más característicos de la demencia, y estos son:
- La pérdida de la memoria
- Sufrir períodos de desorientación
- Detectar algunas alteraciones en la coordinación motora
- Sufrir confusión
- Padecer insomnio
- Registrar problemas con el equilibrio
Tienes que tener en cuenta que la pérdida de la memoria es un síntoma muy común de la demencia, sin embargo, no todas las personas que pierden la memoria padecen demencia. Es importante poner de relieve esta diferencia ya que aquellas personas con demencia, tienen problemas serios con dos o más funciones cerebrales.
La mayoría de los tipos de demencia son degenerativos e irreversibles. La enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más común, este mal empeora gradualmente y afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento.