Si eres de los que a las 4 de la tarde ya traen el tanque en la reserva y a eso de las 8 ya no carburan, este artículo es para ti y necesitas energía. El estrés, la mala alimentación, la falta de sueño y el ritmo tan acelerado al que vivimos se encargan de drenar nuestra energía. Pero también son culpables en buena medida nuestros hábitos matutinos. Si cambiamos algunas de las acciones que realizamos desde que despertamos hasta que salimos de casa cada mañana, la diferencia puede ser enorme. Te invito a que pongas en práctica estos 3 tips por una semana y lo notes por ti mismo:
Adiós al snooze.
Si te tienes que levantar a las 6:30, programas el despertador para las 6:15 porque sabes que así tienes tres oportunidades de apretar ese mágico botón que te aligera el proceso, ¿verdad? Temo decirte que la cosa es al revés. Si en esos 5 minutos que te regala el snooze logras volverte a dormir, tu cerebro activa otra vez el ciclo del sueño pero desde el principio. Es justo en ese punto, al comienzo del ciclo, cuando despertar se hace más complicado, lo que nos deja con la sensación de no haber dormido bien. Si debes levantarte a las 6:30 lo correcto es que el despertador suene a las 6:15 para que dediques esos minutos a respirar, estirarte y poner en orden tus ideas, preparando cuerpo y mente para enfrentar un nuevo día.
Agua al levantarte.
El agua es indispensable para cada una de las reacciones químicas que suceden en nuestro organismo. Es un nutriente esencial y de hecho, estamos compuestos mayormente por ella. Necesitamos beberla constantemente para funcionar y hacerlo al despertar nos llena de energía. Rehidratar el cuerpo tras 8 horas de reposo ayuda a reactivarnos y pone en funcionamiento el metabolismo. Lo ideal es beberla al tiempo así que deja una jarra en tu mesita de noche y sírvete un vaso al despertar.
Desayuna bien.
Si vives tan cansado que con tal de ganar unos minutos más en la cama sacrificas un alimento tan importante como es el desayuno, difícilmente saldrás del círculo vicioso de la fatiga. El primer alimento del día debe proporcionarte el 25% de las calorías que necesitas diariamente. Lo ideal es que sea una mezcla de proteína, carbohidratos complejos y grasas sanas, para mantener estables los niveles de azúcar durante el día y así aprovechar mejor la energía.