La sexualidad extrema no convencional (BDSM), es un conjunto de prácticas y aficiones eróticas que se denomina así por las iniciales de algunas de algunas de ellas:

B = Bondage (sumisión, exclavitud)

D = Dominación y Disciplina

S = Sadismo

M = Masoquismo

Gracias al furor mundial que provocó el estreno de 50 Sombras de Grey, las miradas se centraron en el mundo de la sexualidad, en la gran cantidad de actividades sexuales que existen y se pueden hacer en pareja. Una de las más conocidas en el universo BDSM es el juego de rol animal.

También llamado animal roleplay, en este juego erótico uno o más de los participantes interpreta el papel de un animal. Como en muchas de las prácticas BDSM, se busca establecer una relación de dominación-sumisión por lo que el o los otros asumen el rol de amo, jinete, entrenador o alfa (cuando también interpreta a un animal). Las reglas y lineamientos de la actividad varían y están definidas por los participantes.

Los comportamientos más comunes incluyen imitación del sonido propio del animal, postura y movimientos de este o alimentarse de forma similar, entre otras. En ocasiones, se recurre a disfraces, maquillaje, máscaras, correas y hasta modificaciones físicas como las perforaciones, los tatuajes, los implantes o las cirugías, para agregarle realismo. Los animales más populares en este tipo de juego de rol son los equinos (caballos, ponis), los cánidos (lobos, perros) y los felinos (gatos, leones, tigres).

En ocasiones, el juego de rol animal acompaña a una parafilia llamada autozoofilia, en la que la excitación se alcanza solo mediante la interpretación del animal. Algunas personas llegan a hacer de esta práctica una forma de vida y se quedan en personaje las 24 horas del día; algunos otros solo lo ven como una práctica sexual en la que no necesariamente tiene que haber penetración. Existen comunidades que organizan convenciones, fiestas y festivales para los interesados en esta práctica.

Algo vital en esta y otras prácticas de la sexualidad extrema no convencional, es que no tenga carácter obsesivo, la relación sea consensuada, los participantes sean mayores de edad y establezcan los límites desde el principio para que no pueda catalogarse como un delito sexual.