¡Enhorabuena! El médico ha confirmado tus sospechas y reafirmado el resultado de la prueba casera: estás embarazada. Durante los siguientes meses, en tu vientre crecerá un ser que un día llegará a llenarte de luz y amor. Comunicas la noticia a tus seres queridos y con las felicitaciones comienzan a llover los consejos de amigas, tías o abuelas. Todos llevan una buena intención, pero quizá no todos tengan un sustento real. Muchos son mitos que han pasado sin cuestionarse de generación en generación, pero que no son más que eso, mitos. Aquí algunos de los típicos:

La forma de la barriga indica el sexo.

¿Cuántas veces no hemos escuchado que si el vientre es alto y puntiagudo, será una niña o si es bajo, es un varón? Lo cierto es que la forma y altura están determinadas por el tono muscular y uterino y por la posición del bebé. Nada tienen que ver con el sexo. Lo que pasa es que como estás «predicciones» tienen 50% de probabilidades de ser ciertas, la leyenda no ha perdido fuerza.

No debes cruzar las piernas.

Esta es otra idea errónea ya que hacerlo no representa problema alguno para el bebé a menos que te provoque dolor o te cueste mucho trabajo hacerlo. Solo evita hacerlo durante periodos largos para no afectar la circulación a tus piernas.

Hay que cumplir todos los antojos.

Porque si no el bebé tendrá manchas de nacimiento. Esto le gustaría que fuera cierto a miles de mujeres que desean con todas sus ganas una hamburguesa con mermelada a las tres de la mañana, pero lamentablemente para ellas, lleva poco de verdad. No hay investigaciones que demuestren una asociación entre los antojos y el exceso de pigmentación.

Muchas agruras = mucho pelo.

Este es uno de los más conocidos pero tampoco tiene sustento. Las agruras y acidez durante el embarazo son normales porque el crecimiento del útero aplasta el estómago y ello provoca que la comida permanezca más tiempo en el esófago y los jugos gástricos la empujen hacia arriba. No tiene nada que ver con la cantidad de pelo del bebé.

¿Qué otros mitos conoces?