Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo y en esas cientos de miles de horas, la mente se transporta a un misterioso universo: el de los sueños. Imagina las horas que soñamos…

Durante años y años, los humanos hemos intentado comprender por qué nuestro cerebro crea esas representaciones mentales mientras dormimos. En tiempos recientes, el tema ha sido sujeto de aproximaciones más profesionales y científicas. Existe incluso una disciplina consagra a ello, la Onirología. Si bien se han propuesto diversas teorías, aún no existe una respuesta que convenza a todos.

Hay investigadores que proponen que los sueños no cumplen una función específica y otros que creen que es un proceso esencial para nuestro bienestar mental, emocional y físico. Algunas de las teorías más destacadas son:

Teoría Psicoanalítica.

A comienzos del siglo XX, Sigmund Freud elaboró una teoría asegurando que los sueños son una representación inconsciente de nuestros deseos, pensamientos y motivaciones. En su famosa obra, La interpretación de los sueños, propone que estos tienen dos contenidos: el manifiesto y el latente. El primero se compone de las imágenes y pensamientos que tienen lugar en el sueño y el segundo representa el significado psicológico del mismo. Esta teoría contribuyó a la difusión de la interpretación de los sueños, que sigue siendo muy popular hoy en día.

Modelo de activación-síntesis.

En 1977, los psiquiatras Allan Hobson y Robert McCarley propusieron que los circuitos del cerebro se activan durante el sueño MOR (movimientos oculares rápidos, REM en inglés) y esto provoca que áreas del sistema límbico como la amígdala y el hipocampo se activen. En estas zonas se procesan las emociones, los recuerdos y las sensaciones. Según estos teóricos, el cerebro busca dar sentido a esta actividad interna y ello se traduce en los sueños. Es decir, son un intento de interpretar esas señales que se generan en nuestra cabeza mientras dormimos.

Otras aproximaciones proponen que:

  • Funcionan como una especie de terapia, en ellos podemos conectar diversos pensamientos y emociones en un ambiente seguro.
  • Sirven para «hacer limpieza de nuestro disco duro» y así poder liberar espacio para enfrentar el día siguiente.
  • Nos ayudan a consolidar lo que hemos aprendido.