Al igual que la piel sufre los estragos de la exposición al sol, los ojos son propensos a experimentar daños. La fotoqueratitis es la sobre exposición a los rayos UV y se caracteriza por la inflamación de la córnea acompañada de sensación de arena en los ojos, lagrimeo, fotofobia y visión borrosa. Los síntomas comienzan a manifestarse alrededor de 6 horas después de la exposición y pueden mejorar con el tratamiento adecuado (medicamentos cicatrizantes, analgésicos y vendaje ocular).

El cuerpo tiene una capacidad increíble de autorecuperación, pero si el daño continúa, es decir si la exposición al sol sigue haciéndose sin protección, puede desencadenar diversos padecimientos oculares como cataratas precoces, lesiones a la retina o pterigión(crecimiento anormal de tejido sobre la córnea). Además, aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel en los párpados o melanoma intraocular.

No existen bloqueadores solares para los ojos, por ello es muy importante utilizar gafas oscuras con filtros para rayos UVA y UVB así como sombreros de ala ancha cuando se planea estar al aire libre durante varias horas. Esta protección aplica también durante la temporada invernal y de manera especial si se visitarán sitios en los que cae nieve ya que esta refleja el 85% de los rayos UV. Las personas con ojos claros y los niños deben ser especialmente cuidadosos.