Las infecciones de transmisión sexual (ITS), también conocidas como enfermedades de transmisión sexual (ETS), son las que se contagian a través del contacto sexual. Tienes que saber que no necesariamente tiene que haber penetración, para algunas basta el roce o la fricción.
Más que abundar en detalles sobre todas las ITS, es mejor que consideres algunas señales que podrían estar diciéndote que padeces alguna y no lo sabes.
Si cambia el color de tu flujo, si cambia de olor (es decir, si huele feo, incluso como a pescado); si sientes picores, dolores, cólicos; si notas que te ha crecido algo raro en la zona genital o simplemente has tenido sexo sin protección, debes ir al ginecólogo para asegurarte de que no padeces ninguna infección de transmisión sexual. Haré una breve revisión de algunas de las ITS:
Están las causadas por hongos, por bacterias y por virus. Estas últimas son las más difíciles de tratar. Las más peligrosas son el VIH y el virus del papiloma humano, el cual, al no ser tratado a tiempo es de las primeras causas de muerte, por ser el principal causante de cáncer cérvico uterino. Esta enfermedad, si se diagnostica y trata a tiempo, puede no derivar en cáncer.
Curiosamente, si todas las mujeres fueran al ginecólogo una vez al año, se podrían prevenir las consecuencias de la gran mayoría de las ITS. Vale la pena, es solo una vez cada 365 días.
Infecciones como clamidia, gonorrea, sífilis o cistitis, se curan fácilmente, por eso es importante detectarlas a tiempo; de lo contrario pueden causar desde infertilidad hasta trastornos mentales (sifilis).
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año se producen casi 450 millones de nuevos casos de infecciones transmisión sexual curables. Si no quieres entrar en las estadísticas, informate y no te olvides de la protección.