Recordamos mejor lo que se relaciona con sucesos emocionalmente significativos. La mayoría recordamos lo que hacíamos cuando ocurrió el triste acontecimiento de las torres gemelas, simplemente porque la emoción que tuvimos fue tan fuerte que nos rescata todo los detalles asociados con ese día, donde estábamos, con quien y probablemente qué estábamos haciendo justo en ese momento. Un acontecimiento emocionalmente importante queda unido a otros estímulos o información. El lugar, la gente, las conversaciones, el sabor,  el olor o la música. A quien no le ha pasado que de repente huele un plato de comida y se acuerda de ese momento en que estaba con su abuela. O entrar en la casa de un ser querido y empezar a recordar muchísimas cosas que creíamos tener olvidadas.

Todos los acontecimientos importantes de nuestra vida están asociados a otra información. Un ejemplo, cuando recuerdas la noche de Reyes seguro que también te acuerdas de las conversaciones que tenías con tus hermanos, de cómo era tu habitación cuando eras pequeño e incluso de cómo estaba organizada tu casa y tienes imágenes de cómo fue tu cabalgata de Reyes.  Esto ocurre porque tenías una total presencia en ese momento, todos tus sentidos y tu atención estaban puestos en ese acontecimiento.

Pues bien, ahora, el 70% de la información que nos llega está viciada por los medios digitales, bien una llamada por un texto, bien por un surfeo en la red o por cualquier tipo de aviso digital. Nos están hablando mientras parte de nuestra atención está en otra cosa. Esto rompe nuestra atención y las asociaciones que hacemos. La próxima vez que te cueste recordar algo no lo achaques tanto a la edad, sino a la poca presencia que le otorgaste a ese momento o a esa persona.

Es un fragmento de mi libro Detox Emocional.