Si eres mujer lo sabes: fingir un orgasmo es fácil. Basta con gemir un poco, aferrarte a tu pareja y contraer los músculos del cuerpo para luego soltarlos. Pero ¿para qué hacerlo?

Según un estudio realizado en la Universidad de Columbia y publicado en la afamada Archives of Sexual Behavior, más del 50% de las mujeres ha fingido llegar al clímax. La razón: para evitar que su pareja se aleje y busque a otra. La pregunta clave es ¿eso funciona?

Aparentar que has tenido un orgasmo y perpetuar esa mentira no mejora la relación. Si lo haces para que tu pareja no te sea infiel, seguirás con tu inseguridad pues además de la sexual, hay muchas razones por las que un hombre pone el cuerno: hartazgo de la rutina, miedo al compromiso o la sensación de «poder» que produce un engaño, entre otras. Lo cierto es que si no hablas con él y le dices que no estás alcanzado la satisfacción, seguirá pensando que has conseguido un orgasmo y nada cambiará.

En mi libro «Los misterios del amor y el sexo» lo explico así:

Al igual que el hombre, la mujer sabe cómo disfrutar de su relación sexual, conoce sus puntos de placer, cómo satisfacerse y cómo decirle al hombre que la satisfaga. La mujer tendría que autoconocerse mejor con el fin de comunicar a su pareja aquellas prácticas que le dan mayor placer.

Creer que el orgasmo es el único indicio de que una relación sexual ha sido satisfactoria y completa es una idea limitante. El juego previo, las caricias, la estimulación de las zonas erógenas y la compenetración a niveles más allá de lo físico son igual de importantes.

¿Has fingido un orgasmo? ¿Por qué?

Te dejo una escena clásica de «When Harry met Sally» en la que el personaje de Meg Ryan finge un orgasmo en un restaurante.