Si se tiene claro que la relación está acabada es otro tema, me refiero a cuando uno o ambos miembros de la pareja están dudando sobre lo que ocurre y en el limbo de la duda pasan los días y días y más días, se vuelve a intentar, se vuelve a caer …STOP!!
Cuando una relación se encuentra en esta encrucijada sobre si terminar o continuar es porque los conflictos están por resolver y se sospecha que no hay solución (o se sabe directamente).
Se intentó con promesas de cambio o amor infinito y nadie recuerda donde quedaron. Palabras y más palabras pero cero soluciones. ¿Preparados para la gran clave de este asunto? Da igual lo que alguien nos diga que va a hacer si luego no lo hace. Apoyar esta decisión sobre hechos en lugar de palabras, es lo más efectivo si no queremos equivocarnos.
Deja de machacarte con el qué pensará o qué sentirá, ¡nada!, coge un lápiz y un papel y empieza a analizar cómo se comporta tu pareja contigo. ¿Ya?. Pues esa es la realidad.
Si se ha llegado a un punto en que no se duda, no solo no te hace feliz tu relación sino que además es fuente de sufrimiento, lo mejor es terminar. No merece la pena seguir en una situación de desgaste tan perjudicial mental y físicamente. Normalmente si algo nos hace daño, nos apartamos de ello y las relaciones enfermizas no deben ser una excepción.
Como dice el refrán: «Hechos son amores y no buenas razones».